El profesor Fernando Alberca.| Delafuente
- Los padres deben transmitirles a sus hijos seguridad y confianza en sí
mismos
- El adolescente hace caso a sus padres, pero nunca se lo va a reconocer
Beatriz G. Portalatín | Madrid
Actualizado sábado 22/09/2012 11:22 horas
"La adolescencia es la etapa más rica que tiene
el ser humano". Así define Fernando Alberca a este tramo de nuestra
vida que tiende a asociarse siempre con problemas y conflictos, lo que asegura,
es un "verdadero error". Aunque es licenciado en Filosofía y Letras,
su amplio bagaje dentro del mundo educativo (Máster en dirección de Centros
Educativos, Máster Oficial en Neuropsicología y profesor de la Escuela de
Magisterio del Sagrado Corazón de la Universidad de Córdoba entre otros muchos)
le ha definido como uno de los mejores expertos del mundo en esta disciplina. Y
es que si en algo cree profundamente este profesor es en que la adolescencia es
la mejor etapa de todas. "Es la más creativa y donde más conflictos
se resuelven", afirma contundente.
El autor de 'Todos los niños pueden ser Einstein'
vuelve de nuevo con un libro para los padres, 'Adolescentes. Manual de
instrucciones', donde ofrece las claves necesarias para "pulsar el botón
exacto" que necesita todo adolescente.
"A veces se pone insoportable, me desespera, ¡qué
ganas de que pase ya esta etapa!", le contaba una madre de un niño
adolescente al autor de este libro. Estas frases y otras parecidas son
recurrentes a la hora de hablar de chicos en esta edad, pero lo que realmente
necesitan los padres, explica el experto, es ser positivos, más pacientes e
intentar comprender las necesidades de su hijo. "Exigir, comprender, querer,
saber escuchar, ser pacientes y, sobre todo, darles seguridad",
enumera. Porque algo muy importante es saber que el adolescente hace caso a sus
padres, "pero nunca se lo va a demostrar ni a reconocer", matiza.
Su mundo interior
La seguridad es algo fundamental que los adolescentes,
como su propia palabra indica, adolecen. Necesitan seguridad, confianza en
sí mismos y como define este educador, les falta el equilibrio, porque
saben que aún no están formados, que están creciendo y que tienen todavía mucho
camino por andar.
Por lo general, a esta edad los jóvenes exageran sus
defectos y valoran muy poco lo que tienen. "Están continuamente
construyendo frases e ideas que nacen y mueren en su pensamiento", asegura
el especialista, porque temen que al contarlas puedan ser tachados de poco
audaces o poco experimentados.
"Les da miedo la exposición y el juicio de los
demás, por ello se recluyen y necesitan además hacerlo, en su cuarto. Allí
necesitan sentirse libres y se adentran en su mundo interior y su silencio
porque están elaborando su personalidad. Hay que respetar esa necesidad que
tienen y no exigirles que hagan cosas de adultos ni tampoco recriminarles
que hagan cosas de niños", expone Fernando Alberca.
Los padres, reitera este experto, deben darle a su
hijo la confianza que necesita, enfatizando sus aciertos, explicándole
donde ven su inteligencia y su bondad, y entonces, señala el escritor, elegirá
bien su camino. Porque si hay un aspecto donde quiere incidir especialmente es
que la adolescencia es el momento perfecto para rectificar lo que se hizo mal o
no se llegó a hacer del todo durante la infancia. Por ello es necesario, e
indispensable, que los padres le ayuden a elegir bien y que le hagan elegir
lo antes posible. Estos dos puntos son claves.
"No importa si se equivocan, pues el fallo está
en el aprendizaje". Además, matiza, que los equívocos deben producirse
durante estos años ya que nuestra red de errores es aún muy amplia.
"Cuando somos mayores, las decisiones son más trascendentales y nuestro
margen de error es ya mucho más pequeño", apunta, "es en la
adolescencia cuando debemos equivocarnos".
Su aspecto
Cuenta el autor de este manual de instrucciones que
todos los adolescentes tienen complejos y, sean más o menos guapos, todos son
temerosos e inseguros, ya que es un aspecto propio de la edad. Y la razón que
muestra el experto es muy contundente: "Tienen complejos porque aún no
han experimentado todavía el éxito con esos defectos. A pesar de tener una
nariz o un cuerpo que no les guste, pueden tener mucho éxito con otras
personas".
Aunque al adolescente desea ser y verse atractivo,
también necesita otras cosas. Es más, "un estudio realizado hace algunos
años sobre las preferencias de los adolescentes, mostraba que lo que más les
atrae es la personalidad y la seguridad del otro. Salir con alguien guapo solo
les da prestigio, pero lo que les gusta y les engancha después del primer
momento es la personalidad, la seguridad y, en el caso de las chicas, la
generosidad.
Para combatir los defectos de sus hijos, o sus miedos
e inseguridades físicas, los padres deben no perder tiempo en hablar de esos
complejos, y "simplemente exagerar sus puntos fuertes evitando frases del
tipo: "Eres muy guapo, a pesar de tu nariz". "En lugar de
intentar combatir un defecto, explicarle sus puntos fuertes. Llenar el
depósito de todo lo bueno y positivo que tiene", reitera.
Como conclusión, señala que no es un problema sólo de
los adolescentes sino de la población general, debido a la cultura actual, el
que no se entienda que los defectos son muy atractivos. Se lamenta que
es curioso ver como alguien que se somete a una operación de estética pierde su
atractivo. "¿Cómo le explicaría a esta persona que justo su imperfección
estaba perfectamente puesta?", señala. Y precisamente, ésa es la clave que
este educador defiende: "Debemos, como padres, enseñar al adolescente a tener
éxito optimizando sus cualidades".
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