LA FUENTE DE LOS BUENOS DESEOS
Una antigua leyenda relata
que en lo más profundo de la selva hay una fuente mágica que permite cumplir un
deseo a aquellos que lanzan una piedra al agua. Los habitantes de un poblado de
la selva se pasaron años buscando esa fuente, sin encontrarla nunca.
Hasta que un día, mucho
después de haber abandona la búsqueda, por fin la encontraron. Todo fue alegría
y dicha en el poblado. Sus habitantes se dirigieron hacia la fuente, y ya
estaban dispuestos a lanzar su piedra y formular un deseo, cuando un grito los
interrumpió.
Y es que alguien había
descubierto en una piedra cercana la siguiente inscripción:
He aquí la fuente maldita,
que deshace los deseos de quienes se acercan a pedirlos.
El desconcierto reinó entre
los habitantes del poblado. ¿Cómo podía ser eso posible? ¡Era todo lo contrario
a lo que decía la leyenda! Y entonces llegó la incertidumbre: ¿qué debían
hacer? ¿Dar crédito a una vieja leyenda o hacer caso a la advertencia de la
piedra?
Así, todo el mundo se quedó
quieto, en silencio, sin atreverse a hacer nada. Porque solo había una forma de
comprobar cuál de las dos versiones sobre la fuente era cierta, pero nadie
quería renunciar a su sueño o arriesgarse a que una desgracia se cerniese sobre
ellos.
Entonces alguien tuvo una
idea: que una persona pidiese un deseo sin importancia, de modo que no
importara si se cumplía o no. Pero llegó el nuevo problema: solo se permitía un
deseo por persona, así que ¿quién sería el que sacrificase el suyo por los de
los demás?
De modo que todo el mundo se
quedó allí, esperando a que alguien diese un paso adelante antes que ellos.
Y allí siguen, con la piedra
en la mano, esperando.
Y tal vez algún día, alguien
sospeche la auténtica verdad sobre la fuente.
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