lunes, 24 de marzo de 2014

Nº 18 de Poesía para llevar

LEOPOLDO MARÍA PANERO (Madrid, 1948-Las Palmas de Gran Canaria, 2014)


DEDICATORIA

Más allá de donde
aún se esconde la vida, queda
un reino, queda cultivar
como un rey su agonía,
hacer florecer como un reino
la sucia flor de la agonía:
yo que todo lo prostituí, aún puedo
prostituir mi muerte y hacer
de mi cadáver el último poema.

De Last River Together, 1980.






Hace unos días nos dejó Leopoldo María Panero, aunque en realidad hacía mucho tiempo que había abandonado el mundo real. Último miembro de la estirpe de los Panero, se ha ido un personaje a quien algunos conocieron por su poesía, otros por su sórdida familia y otros simplemente, por ser un loco egregio.
Estaba incluido en el grupo de los novísimos, bautizado así por el crítico literario catalán José María Castellet en Nueve novísimos, publicado en 1971.

“Es difícil decir, contemplando este poema, dónde se encuentra el límite entre la locura y la cordura. ¿Escribiría alguien loco poesía que no todos los cuerdos entienden? Parece que él mismo nos esté haciendo un guiño mediante este poema que, más que ser su cadáver, es su esencia”.
Marta Michans (1º Bachillerato H)

“Es un poema trampa, ya que sus versos están compuestos por varias palabras negativas, pero en su conjunto sugieren una idea muy optimista: de todo lo malo, incluso de lo peor como es la muerte, siempre se puede sacar algo bueno o por lo menos adornarlo para que no sea tan triste.”
Olimpia Castro (1º Bachillerato H)

“Aquellas personas que están pasando por unos malos momentos, siempre pueden encontrar un trocito de esperanza. Aunque nuestras vidas estén totalmente acabadas, aún podemos exprimir ese poquito de esperanza para alegrarnos lo que queda del día”.
Berta Molet (4º ESO B)


Alumnas del IES LA LLITERA (Tamarite de Litera)

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