miércoles, 24 de abril de 2013

Vigésimo primera entrega de Poesía para llevar (Número Especial Premios Concurso Intercentros)

GANADORES DEL CONCURSO


POESÍA PARA LLEVAR

2012-2013

NUESTRA POÉTICA FUTURA



Acercándote a la biblioteca, puedes tener entre tus manos el número más especial de Poesía para Llevar porque en él aparecen recogidos los ganadores del concurso intercentros. Sin duda podemos sentirnos satisfechos puesto que el nivel demostrado por estos y otros poemas no premiados nos dice a voz en grito que siempre es tiempo para la lírica. Sigamos cultivando los versos en el aula para que podamos leer una poesía útil que nos abra nuevas puertas y nos haga disfrutar y vivir en plenitud.













 

Primer premio


 

Categoría 1


 

1.º a 3.º ESO


 


 


 


 


 

MÚSICA


 


 


 

La música es la musa


 

de este verso inquieto,


 

que desgarra la palabra


 

del autor desierto.


 

Un cosquilleo, un mareo,


 

son los síntomas del verso.


 


 


 

Cuando sientes que el sonido


 

atraviesa tu cuerpo,


 

si el compás se para


 

al igual que el tiempo,


 

ni el salto más grande


 

es comparable a esto.


 

La sensación de volar


 

sin despegar del suelo.


 


 


 

Es el idioma universal


 

hasta después de muerto.


 


 


 

Lucas Calvera Pérez


 

3.º A


 

IES Pedro Cerrada (Utebo)


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

Primer premio


 

Categoría 2


 

4.º ESO, Bach. y Ciclos


 


 


 

Las llamas fogosas que todo lo veneran,


 

las hacen, las crean…


 

Dos almas semidesnudas


 

pintándose de amor y locura.


 

Cada rayo de sol cegador,


 

que se descubre en la alborada.


 

Mi sonrisa, tu vida,


 

nuestra existencia enamorada.


 

Una letra, una sonrisa,


 

una palabra, mi lágrima más desordenada.


 

Un verso, un sentimiento preso.


 


 


 

(Este poema está escrito para ser leído en dos direcciones, de arriba abajo y de abajo arriba)


 


 


 


 


 

Shamli Moreno Jordana


 

4.º B


 

IES Tiempos Modernos (Zaragoza)






















Primer premio


 

Categoría 3


 

Adultos


 


 


 

“EL IBEX 35 NO TIENE NI IDEA”


 


 


 

El IBEX 35 no tiene ni remota idea


 

de tu valor fuera de la bolsa.


 


 


 

El IBEX 35 no sabe que el amor


 

rompe los nueve mil puntos


 

o deja de cotizar al alza


 

en una sola sesión.


 


 


 

Para el IBEX 35 no existes


 

porque tu rentabilidad es a largo plazo


 

y los beneficios sólo los recogemos


 

los elegidos.


 


 


 

Y espero que te siga ignorando


 

porque cuando se dé cuenta


 

especulará contigo.


 


 


 

Y si tú te dejas


 

te llevará a su paraíso,


 

y yo no podré comprar tus acciones


 

que me dejan millonario


 

por cada céntimo de tu compañía.


 


 


 

Juan Leyva Martínez


 

Personal Laboral P.E.S.D. Limpieza


 

IES Cabañas (La Almunia de doña Godina)




Biblioteca 2012-13

IES Bajo Cinca, Fraga IES La Azucarera, Zaragoza IES José Mor de Fuentes, Monzón

IES Sierra de San Quílez, Binéfar IES Hermanos Argensola, Barbastro

IES La Llitera, Tamarite de Litera IES Baltasar Gracián, Graus IES Ramón J. Sender, Fraga

IES Biello Aragón, Sabiñánigo IES San Alberto Magno, Sabiñánigo

IES Cabañas, La Almunia de Doña Godina IES Jerónimo Zurita, Zaragoza IES Pedro Cerrada, Utebo

IES Pilar Lorengar, Zaragoza IES Pablo Gargallo, Zaragoza IES Tiempos Modernos, Zaragoza

IES Cinco Villas, Ejea de los Caballeros IES Benjamín Jarnés, Fuentes de Ebro

IES Comunidad de Daroca, Daroca IES Bajo Aragón, Alcañiz

IES Segundo de Chomón, Teruel IES Luis Buñuel, Zaragoza

viernes, 19 de abril de 2013

Vigésima entrega de Poesía para llevar

UN DÍA GRIS


Rosendo Tello (Letux, 1931)



Llueve y el día triste y la esperanza

desazonante de que el tiempo cambie

hacen de mí un fantasma, un saltimbanqui

que anda en la cuerda floja, vacilante,

tendida sobre un fondo de tarquines.

Me sorprende la lluvia con los remos

quebrados y ese modo entre solemne

y ridículo a un tiempo de esquivarla

refleja una actitud

que ya me es habitual.

La de saber que toda compostura

y la firmeza de afrontar la vida

se resquebrajan con el cielo gris.

La de saber que, bajo el suelo espeso

del asfalto que piso,

alguna embocadura, algún desagüe

me tragarán como a una rosa mustia.

La lluvia cambia el alma y la mirada

de quien contempla el mundo, en ejercicio

de llegar sin sentido donde nunca

pensábamos llegar. Soy un sonámbulo

con el cuerpo de un pájaro mojado

y los cielos volcados a mis pies.



(Hacia el final del laberinto, 2005)

     

Rosendo Tello es memoria viva de la poesía aragonesa del siglo XX: Profesor de Secundaria hasta su jubilación, crítico literario, poeta, miembro activo del Grupo del Niké, letrista del Himno de Aragón junto a otros poetas…





Su magisterio se desarrolló en diferentes centros de Huesca y Zaragoza, si bien lo más destacado para él fue su paso por el Colegio Santo Tomás de Aquino de la familia Labordeta. Sus últimos versos dictados y recitados en un aula tuvieron lugar en el IES José Manuel Blecua del zaragozano barrio de Torrero.



Como crítico literario se reconoce la valía de sus estudios sobre Gil Albert (su tesis doctoral versa sobre él) o Miguel Labordeta (al que conoció activamente en las tertulias del Niké y en el colegio de la familia).



Un libro esencial para conocer y reconocer a este mago de la palabra es Naturaleza y poesía. Memorias (1931-1950), aunque el conjunto de sus poemas está recogido en El vigilante y la fábula. Obra poética reunida (2005).



La poesía de Rosendo Tello ha sido musicada por El Silbo Vulnerado en el disco Al compás de la música. En el siguiente enlace recita Luis Felipe Alegre (“Poética”), canta Carmen Orte (“Fundación”), y se escucha la voz del propio poeta (“Serena plenitud”).

http://www.youtube.com/watch?v=oeKsZPB4CTA



Un “golpe de salud” le visitó en 2009, pero ello no ha imposibilitado que siga soñando poesía y transcribiéndola con la mano izquierda.



El poema elegido habla de la lluvia, la tristeza, la desazón por el paso del tiempo, ¡incluso para el poeta! Son imágenes que le conducen hacia el final del laberinto cual fantasma sonámbulo. El poeta mira a la muerte con vida, pero con una vida que se va marchitando y deshojando con absoluta certeza.





Grupo de Biblioteca

IES Pedro Cerrada

Utebo

viernes, 12 de abril de 2013

Vecinos de Barbastro adecentan el entorno de la ermita de la Virgen del Plano

Y entre esos vecinos, el promotor de la acción a través de Facebook, Pablo Jurado, alumno de nuestro instituto y colaborador de esta biblioteca. Enhorabuena, Pablo, por la capacidad de convocatoria y esa inquietud por colaborar en la mejora de la sociedad en la que vivimos. ¡Estamos orgullosos de ti!




Entrega decimonovena de Poesía para llevar


A LAS VÍRGENES,

PARA QUE APROVECHEN EL TIEMPO

Robert Herrick (Inglaterra, 1591-1674)

Coged las rosas mientras podáis;
veloz el tiempo vuela.
La misma flor que hoy admiráis,
mañana estará muerta.
                        
La gloriosa lámpara celeste, el sol,
cuanto más alto ascienda
antes llegará a su camino
y más cerca estará del ocaso.

Los primeros años son los mejores,
cuando la juventud y la sangre están más calientes;
pero consumidas, la peor, y peores tiempos
siempre suceden a los anteriores.

Así que no seáis tímidas, aprovechad el tiempo
y mientras podáis, casaos:
pues una vez que hayáis pasado la flor de la vida
puede que esperéis para siempre.

Hespérides, obras divinas y humanas (1648)



El club de los poetas muertos es una película esencial para cualquier amante de la poesía. Sus mejores momentos están protagonizados por los versos de Walt Whitman (“Oh, capitán, mi capitán”), de Thoreau (“Fui a los bosques…”) y del  injustamente olvidado Robert Herrick. Aunque circulan varias traducciones del poema, escrito en inglés, hemos escogido la versión que se utilizó para la gran pantalla:


No es el único canto al Carpe diem de Herrick: el mensaje principal de su poesía es que la vida es corta, que el mundo es maravilloso, que el amor es espléndido y que debemos aprovechar nuestra corta existencia para extraerle todo el meollo a la vida. Es el mensaje de “A las vírgenes, para que aprovechen el tiempo”, pero también de otros muchos poemas suyos. En este sitio están organizados por temas (en inglés):
                                  

Hay una interesante edición digital, disponible en http://www.gutenberg.org/files/22421/22421-h/ii.html.


Discípulo de Ben Jonson, Robert Herrick (1591-1674) escribió más de 2000 poemas. Gran parte de ellos están recogidos en su mayor trabajo, Hespérides, obras divinas y humanas (1648), que también incluye su primer libro, Noble Numbers.

***
Biografía: Procedente de una rica familia de ferreteros de Leicester, su padre fue joyero y prestamista, y entró de aprendiz con su tío William Herrick, joyero y orfebre del rey. La muerte de su padre siempre pesó en el ánimo y el honor de la familia, pues se dijo que había sido un suicidio y su padre fue enterrado en una tumba sin nombre. Esto le hizo sufrir mucho. Con 22 años se matriculó en St.John´s College, en Cambridge. Allí se unió a un grupo que se hacía llamar Sons of Ben (Hijos de Ben), pues proclamaban su admiración por Ben Jonson. Después, Herrick se ordenó y se convirtió en vicario de Dean Prior en Devonshire, aunque fue expulsado en 1647, al principio de la Guerra Civil. Volvió a Londres y tuvo que vivir de la caridad de amigos y parientes. En 1648 publicó su obra. Al volver el rey Carlos II al trono, Herrick fue enviado de nuevo a Dean Prior en 1662, lugar del que ya no salió. Murió en 1674.

***
                                                          
Muchas obras pictóricas de John William Waterhouse (1849-1917) acompañan, en la web, a los poemas de Herrick, incluso algunas llevan por título casi el primer verso de nuestro poema (“Gather ye rosebuds while ye may”): ¡deléitate! http://en.wikipedia.org/wiki/John_William_Waterhouse.


Biblioteca Fernando Conde
IES Comunidad de Daroca
Daroca

lunes, 8 de abril de 2013

Textos ganadores del concurso literario

Poema ganador de la categoría de 1º y 2º de ESO

Por Clara Sallán, de 1º B




TAN LEJOS


¿Quién en la Tierra

no se ha sentido pequeño

al levantar la vista

y mirar hacia el cielo?

¿Al ver esas estrellas,

brillantes, lejanas,

cuyo brillo es tan fuerte

que llega a nuestra ventana?

Nosotros nos sentimos pequeños

al mirar al firmamento

pero cuando las estrellas miran a la Tierra

las invade otro sentimiento.

Se sienten solas, muy solas,

en ese gran silencio,

tan lejos de todo

en ese infinito pozo negro.

Solo brillan por eso,

para que sepamos que están allí,

perdidas en ese gran

océano añil.

Porque a nosotros

puede parecernos muy bello,

pero es tan grande, tan frío,

tan solitario el universo.


 

Poema ganador de la categoría Bachillerato y Ciclos

Por Susana Gavilán, de 2º del Grado Superior






CONJUGANDO EL VERBO QUERER

 

Que por querer voy cayendo

 víctima de tu querer,

que quiere a otra queriendo

sin querer no pretender.

 

¿Qué quieres?

¿Acaso quieres que te deje de querer?

¿Quieres que no te quiera

por querer  a tu querida,

a tu nuevo mal querer?

 

Pues perdona.

Pues yo quiero

que no quieras querer tanto.

Quiere a esa, tu querida

Que yo me querré otro tanto.
 
 
 
 

Relato ganador de la categoría 1º y 2º de ESO

Por Clara Sallán, de 1ºB



 
 
 



DE PALABRAS, LIBROS Y ESCRITORES

Érase una vez, hace mucho tiempo, en un lugar remoto del mundo, un extraño país. No era extraño por la gente, ni por las casas, ni siquiera por la ropa. No, lo extraño, o más bien peculiar, de este país era la forma de pagar. Sí que pagaban, por supuesto, pero no con dinero: su forma de pagar eran las palabras.

Si ibas al mercado a comprar lo que fuera, además de la palabra
gracias, que era muy apreciada, tenías que pagar unas palabras. Podías pagar con palabras sueltas o con una frase.

A veces el pago requería palabras de un tipo en especial: palabras largas, palabras amables, palabras de miedo, palabras sonoras, palabras dulces, palabras duras, palabras bonitas… Ni que decir tiene que las palabras extrañas o las palabras poco conocidas valían más que las otras, o a veces cuando se descubría algo que necesitaba una palabra, quienes se la ponían se hacían muy ricos.

Así que en este país, si querías diferenciar a un rico de un pobre, podías hacerlo por el vocabulario. Los pobres sabían las palabras justas para poder vivir, mientras que las personas de los más altos cargos y las que se habían hecho ricas tenían un lenguaje sumamente exquisito que a veces podía sonarnos a chino, de tan peculiares que eran las palabras que utilizaban.

Por supuesto, las palabras en otros idiomas eran como otra moneda, y solo quienes sabían hablarla podían pagar con palabras en otra lengua.

Y también eran muy valiosos los poemas, que a veces inventaba una persona que sabía utilizar las palabras para hablar del mundo de una forma distinta. Si tenías la suerte de oír un poema, debías intentar memorizarlo porque no había otra forma de aprenderlo, pero no era fácil, porque las palabras se enredan, se confunden y se olvidan fácilmente.

Pero, ¿cómo podías hacerte rico? Los más ricos lo eran por que habían viajado mucho, y cuando volvían tenían muchas historias que contar, con muchas palabras en ellas. Pero claro, no todo el mundo podía viajar fuera del país. En realidad, muy pocos lo habían hecho. Los que viajaban, al volver escribían todo su viaje en unas hojas llamadas Libros, y hacían muchas copias, que valían muchísimo, con lo que podían pagar muchas cosas.

Y así funcionaba este país, hasta que un día…

Un día, un hombre pobre llamado Arturo Escritor oyó hablar de un viajero que había vuelto al país, después de haber visto otros países y haber vivido muchas aventuras. Decían que escribiría en un Libro todo lo que le había pasado y todo lo que había visto, y que seguro que se haría muy rico. Arturo había pasado toda su infancia soñando con ser viajero, imaginando lugares fantásticos y extravagantes aventuras. Pero no había podido pasar de soñar. No había podido ser viajero y ahora oía lo que se contaba de los que sí lo eran. Si hubiera podido viajar por todo el mundo, podría haber vuelto y escribir Libros con todo lo que le hubiera pasado… Y entonces se le ocurrió una gran idea.

Corrió a una tienda a comprar hojas y plumas, pagando con unos versos que había aprendido hacía mucho tiempo y que se repetía cada día para que no se le olvidaran. Corrió de nuevo hacia su casa (un destartalado edificio de un par de pisos en una callejuela) y llegó empapado, pues había empezado a caer un gran aguacero sobre la ciudad. Pero no le importó, y bajo la temblorosa luz de la llama de una vela, empezó a escribir.

Escribió sobre el mundo, cómo lo imaginaba, y los animales y las criaturas fantásticas que corrían libremente por él; los lugares maravillosos que había en los países más recónditos; sobre la gente que allí habitaba y sus costumbres; y las aventuras inimaginables que él vivía… En definitiva, todo lo que él había soñado cuando era niño.

Se pasó todo la noche escribiendo, y el día siguiente también, y así durante muchos días. Algunas de las pocas personas que lo conocían se llegaron a preguntar dónde estaría. Hasta que un día salió corriendo de su casa, y se dirigió a la tienda donde sabía que hacían los Libros. Le pidió al hombre que allí trabajaba que leyera lo que había escrito. Éste aceptó, con algo de reticencia, y al terminar de leer decidió, sin dudarlo, hacer Libros, muchos Libros de las magníficas historias que Arturo había escrito.

Rápidamente, los más ricos empezaron a comprar los Libros, y Arturo se hizo tan rico como ellos. Y a la pregunta de cómo se pagaban los Libros, si eran lo más valioso que había, la respuesta es sencilla: con otros Libros.

El Libro de Arturo fascinaba. Nunca se había leído nada igual, y precisamente por eso gustaba tanto. Un día le preguntaron al autor si había viajado de verdad, a lo que él respondió:

- Claro que sí, y sin salir de mi casa. - y al ver las caras de sorpresa de los demás, añadió - Es que no hace falta vivirlo en carne y hueso para escribirlo ¿saben?

Pero cuando se supo de dónde había salido la historia, mucha gente que había soñado con ser viajero y no había podido serlo empezó a escribir sus propias historias, y pronto empezó a haber muchos, muchos Libros en el país. Mucha gente empezó a hacerse muy rica, y los ricos dejaron de serlo, pues al haber tantos, los libros dejaron de ser algo caro.

Y un día, un hombre que había sido antes rico, vio en su mesa un trozo de papel en el que ponía cincuenta. Y tuvo una idea. Al día siguiente, cuando tuvo que ir a una tienda a comprar, a la hora de pagar, le entregó el papel a la mujer que cobraba y le dijo:

- Toma, vale por cincuenta palabras.

Y claro, la idea se extendió como la pólvora. Pronto, los que estaban en los más altos cargos del gobierno empezaron a fabricar unos papeles especiales que valían las palabras que ponía en ellos: cinco, diez, veinte, cincuenta… Había incluso papeles de cien, de doscientas y de quinientas palabras. Y hubo a quien se le ocurrió hacer pequeños círculos de metal, para sólo una o dos palabras, o menos, como una, dos, cinco, o más letras.

Pero enseguida empezaron a cambiar las palabras por otra cosa a la que llamaron euro. Los papeles, que llamaron billetes, como el tipo que los había inventado, Antonio Billete, empezaron a valer cinco, cincuenta, cien euros. Y lo mismo pasó con los círculos de metal, que se llamaron monedas, y el valor de letras se sustituyó por céntimos, porque el que había inventado las monedas se llamaba Carlos Moneda Céntimo.

El arte de pagar con palabras cayó en el olvido, y algunos incluso olvidaron la palabra
gracias.

A Arturo le dijeron que por sus Libros ya no le darían nada, pero él quiso seguir escribiendo y quiso que la gente leyera sus Libros. Y muchos siguieron su ejemplo, porque se dieron cuenta de que los euros les daban igual, a ellos les gustaba escribir y contar historias, y que la gente disfrutara leyendo. Y al final los libros terminaron siendo algo común, y surgieron escritores de todo tipo: de fantasía, de aventuras, de miedo, de amor, de ciencia ficción, de la realidad, e incluso poetas. Y al final también se terminó pagando por los libros.

Pero los que escribían necesitaban un nombre, y en honor del primero que lo hizo, se llamaron escritores.



Lamentablemente, el resto de premios quedaron desiertos. Ánimo y a seguir participando en próximas convocatorias. ¡Felicidades de nuevo a las dos ganadoras!